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Muy buenas, Atractor y bienvenido a PíldoRays. Tu podcast exprés de atraidasporti.com para liberar tu atractivo irresistible y convertirte en lo que yo denomino, un Atractor.

Ahora que ya sabemos qué es la fidelidad, vamos a ver cómo la aplicamos con sabiduría en una relación de pareja… ¿Impaciente? Pues… ¡Empezuamos!

Cómo ser fiel en una relación

Lo primero y fundamental es conocer tus deseos y expectativas. ¿Prefieres una relación exclusiva o te inclinas más por mantener opciones abiertas?

Independientemente de tu preferencia, las estadísticas sugieren que, con el tiempo, es probable que surja el deseo de explorar nuevas experiencias. Esto se relaciona con los niveles hormonales, pero no es una regla fija; las circunstancias personales y emocionales de cada uno juegan un papel crucial.

La realidad, aunque pueda sonar desalentadora, es que tarde o temprano, ya sea por tu parte o por la de tu pareja, la tentación de experimentar algo nuevo puede surgir. Si bien hay excepciones, es preferible estar preparado antes que ser tomado por sorpresa.

O peor aún: pensar que a ti no te va a pasar y mirar para otro lado de una forma naif. Para cuando te pase, indignarte y victimizarte…

La prevención es clave. Una comunicación abierta y madura es esencial para reconocer y aceptar la posibilidad de que esto ocurra y para decidir cómo gestionarlo.

Abordar el tema sin tapujos revela madurez por tu parte —y la de tu pareja— y muestra que se tienen en cuenta otros muchos valores y el bienestar de la otra persona.

Si sólo plantear esta conversación conlleva malestar, discusión e inseguridad, hace más falta de lo que parece. O quizás estáis en paradigmas distintos y antes o después todo cae por su peso.

Porque entregarse físicamente a otra persona fuera de la relación puede interpretarse como deslealtad —sentimiento de inferioridad— o como una forma de “oxigenar la relación” —ser consciente de que eres algo más que un trozo de carne.

A fin de cuentas, lo cerrado tiende a pudrirse y la ventilación en su justa medida siempre es saludable.

De hecho, el acto en sí mismo carece de una parte fundamental: el contexto. No es lo mismo «ser infiel» —acostarte con otra persona— por venganza —para castigar a tu pareja por cualquier motivo— , a hacerlo porque la relación ya no te aporta y buscas fuera lo que ya no encuentras dentro. Sin embargo, hacerlo para variar y experimentar algo nuevo pero sin ánimo de malicia ni de buscar el cambio, es algo totalmente distinto y puede ser beneficioso.

Si cuando llega el momento, se gestiona adecuadamente, la relación puede fortalecerse y crecer a nuevos niveles.

Una relación estancada tiende a deteriorarse, mientras que una que se nutre y se renueva puede florecer y expandirse.

El miedo al cambio y los prejuicios acerca de lo desconocido a menudo nos llevan a matar la relación, limitando su crecimiento hasta ahogarla con la monotonía.

Eso sí, no estoy haciendo apología a las relaciones abiertas. No es necesario llegar al punto de “ya se ha probado todo”, y tener que reinventarse. También existen muchas maneras de oxigenar la relación sin necesidad de incluir a terceros en la intimidad de la pareja.

De todas formas, el temor a que la pareja prefiera a otra persona tras una experiencia externa revela una inseguridad subyacente.

Si sólo de pensar en esta opción se te hiela la sangre deberías tener en cuenta algo crucial: Mejora cada día.

Si por el contrario no estás dispuesto a dar lo mejor de ti cada día, acepta tu decisión y permite que la otra persona decida si quiere seguir contigo o abandonarte cuando encuentre algo que la llene más.

En cualquier caso, mi conclusión es que la fidelidad debe centrarse en uno mismo en primera instancia y con esa base sólida, extenderla al resto de tus relaciones.

Si aceptas unas condiciones por mentalidad de escasez —miedo—, antes o después se volverán en tu contra y será peor el remedio que la enfermedad.

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Y, como siempre digo, mucho ánimo, más energía y, que de los resultados no deseados de tus decisiones, sí o sí, saques excelentes conclusiones.