Todavía recuerdo esa primera sensación…

Al abrir los ojos no reconocía el lugar. Además alguien me estaba abrazando mientras podía ver con mis ojos aún legañosos el cuerpo desnudo — y muy apetecible, por cierto— de una mujer frente a mí.

Giré para ver quién me abrazaba y era —omitiré el nombre—, una pelirroja que había conocido esa misma noche.

Entonces mi cabeza recordó todo. Ambas mujeres eran amigas que yo había conocido esa noche. Tras un par de horas de coloquio pasamos a la acción en un hotel al que ellas me llevaron. La juerga fue tan extenuante que yo quedé exhausto y confuso —a pesar de que ni bebo ni fumo ni tomo sustancias. Mi único pecado… era la carne.

Me levanté con sigilo para no despertarlas y me dirigí al baño. Tras enjuagarme la cara me miré en el espejo y me vi irresistible. A penas había dormido un par de horas —después de unas cuantas más satisfaciendo a dos fieras—, pero sentía que podría aguantar otros doce asaltos más.

Lo pensé pero tenía cosas que hacer así que preferí ducharme rápido e irme sin avisar. A fin de cuentas tampoco habíamos «intimado» demasiado en lo personal y no creo que me odiasen por haberlas dejado en el limbo y desaparecer como un dios griego.

Salí de la ducha y comencé a vestirme. Siempre tratando de no hacer ruido.

Rubia: —¿Dónde te crees que vas?
Ray: —…
Pelirroja: —Todavía no hemos acabado contigo.

Nota: Vídeo al final con un análisis extremo de una escena de atracción de una película donde se propone un trío a dos mujeres muy atractivas. ¿Te lo vas a perder? Pues sigue leyendo…

Total que tuve que posponer mis quehaceres… Menos mal que no tenía jefe que me controlase.

No sabría decir con exactitud pero en cosa así de hora y media me habían exprimido totalmente. Ellas, por lo menos, podían turnarse. Y así lo hicieron duchándose conforme saciaban su deseo. Yo, por el contrario… No tuve tregua.

Al acabar —conmigo— me volví a duchar —mientras me temblaban las piernas— y nos despedimos en la entrada del hotel como cordiales amigos.

Cogí mi moto, llegué a mi casa a duras penas y dormí hasta llegada la noche. Todo un día «desperdiciado» pero… ¿Había valido la pena?

Te diría que ese día así lo creía. Con el tiempo y la repetición de momentos como ése, llegué a pensar que no, que un Atractor no se desvía de su camino por un trío —por lo menos, repetir, sobraba.

Ahora, con la mente más fría y mayor retrospección, no me arrepiento. La vida son momentos de responsabilidad mezclados con locura. Como decimos en mi tierra: «que me quiten lo bailao».

¿Recuerdas tu primera vez haciendo un trío?

Muchos hombres creen que eso es ciencia ficción. Que sólo sale en las películas y, especialmente, en las porno.

Lo cierto es que no es lo más reconocido a nivel social pero las mujeres también fantasean con esa idea —más de lo que puedes imaginar.

Es por eso que te he contado esta experiencia —que da la casualidad que fue mi primer trío.

En esta ocasión fueron ellas las que me «llevaron al huerto». Pero después comprobé que es algo que tú también puedes provocar.

Y me preguntarás: —¡Ray, yo quiero! ¿Qué frase mágica tengo que pronunciar para conseguirlo?

Y mi respuesta ya sabrás que no tienen nada que ver con frases ni palabras sino con principios.

¿Quieres saber los fundamentos básicos para conseguir tener sexo con dos mujeres a la vez?

Aquí te comparto…

3 principios claves para hacer un trío

#1 Ten claro el objetivo

Si muchos hombres tienen dificultades a la hora de proponer sexo a una mujer —que normalmente ya ha mostrado interés en ellos— imagínate cómo se les dificulta hacerlo a dos mujeres al mismo tiempo.

Lo cierto es que este principio es aplicable a cualquier faceta de tu vida. En este caso, es crucial.

¿Por qué digo que es crucial?

Porque a la mínima ellas van a ponerte a prueba —consciente o inconscientemente— testeando si estás dispuesto a «conformarte» con tener sexo con sólo una de ellas. Y lo cierto es que muchos hombres, cuando sienten «pájaro en mano», son atacados por el miedo «doble o nada», es decir, su subconsciente les traiciona diciendo: —si no rechazo el acostarme con esta que está dispuesta por hacerlo con ambas me arriesgo a perder a las dos por ambicioso.

Éste es un pensamiento tan legítimo como posible. Pero lo que aquí se cuestiona no es lo que «puedes perder» sino lo que «puedes ganar».

Acostarte con una mujer puede ser una experiencia increíble, pero acostarte con dos no tiene nada que ver —tanto para bien como para mal 😉

En resumidas, si lo que quieres es «cumplir» ese anhelo debes mostrar que vas en serio. Para eso, lo más recomendable es que ya tengas una vida sexual «saneada» —que no tengas dificultades para relacionarte con mujeres— y, entonces, no te afecte el que declinen tu oferta algunas veces.

De todas maneras, en algunas de las ocasiones donde «no tienes éxito»,  es probable que una de ellas «aproveche la cobertura» y dé rienda suelta a sus deseos contigo finalmente. Por lo tanto, no tengas tanto miedo al doble o nada. En más situaciones de las que podrías imaginar, no está justificado.

Ten presente que has proyectado muchas cosas que han activado muchos interruptores sexuales y tu «apuesta» es más segura de lo que imaginas.

Pero, pero… Evidentemente, para cumplir con el primer principio deberás…

#2 Ten fe

Cuando digo tener fe, no me refiero a creer que los tríos existen sino a que TÚ los puedes tener tienes.

La fe es esa actitud que —sin respaldarse en evidencias científicas— te hace actuar con la certeza de que existe.

Sólo si tu grado de convicción es suficiente —fe— serás capaz de contagiar con esa realidad a esas dos chicas que te miran —sorpendidas, extrañadas, partiéndose de risa…

Ellas no van a parar de tratar de dinamitar tu convicción. Por un lado, debido a lo sociocultural —lo socialmente aceptado—. Por otro lado, a lo inconsciente —de qué pasta estás hecho—. ¿Realmente eres quien dices ser?

Si ellas te ponen a prueba 100 veces y a la 99 claudicas… Game over.

Un Atractor no confía, sabe que va a darles el mejor sexo la mejor experiencia de su vida y por eso no duda en ofrecerlo.

El trabajo de ellas es desmantelar a los «impostores»

¿Eres tú un impostor?

No, no me respondas tú. Lo va a responder el siguiente principio…

#3 Sé congruente

Aprenderte este artículo de cabo a rabo va a servirte de mucho, pero, lamentablemente, no es suficiente.

¿Sabes por qué?

Porque la congruencia no es algo que se lee, no es algo que se entiende, es algo que se interioriza y se expresa en tus actos.

Si estás proponiendo una aventura a dos mujeres hermosas, nunca lo has hecho y «no te lo crees», por muy bien que actúes, a ellas no las vas a engañar.

Sí, por el momento debes «hacer como si lo fueras hasta que lo seas»…

Fake it until you make it.

Y en el proceso, conforme avances y cojas experiencia, lo «serás».

La congruencia, a fin de cuentas, no es algo que nazca del consciente sino de tu subconsciente. Haz hasta que seas porque sin hacer, difícilmente acabarás siendo.

Podría profundizar mucho más sobre el tema… Y eso es lo que he hecho en el análisis de esta escena de la película: Vicky Cristina Barcelona. Te la recomiendo encarecidamente.

Espero que te ayude. Si es así, sólo te pido que lo compartas…

Y dime, ¿cómo fue tu primera experiencia con dos mujeres? ¿Funcionó, falló? Cuéntalo en tus comentarios.

Si en tu caso, aún no lo has intentado/conseguido, te deseo y necesitarás, mucho ánimo, más energía y que tomes excelentes decisiones…