En el artículo anterior te hablé de los 3 niveles que te separan de saber cómo conquistar a una mujer.

Si no pudiste verlo, te recomiendo echarle un vistazo antes de seguir. No te preocupes, seguiré aquí para cuando vuelvas.

Como dije entonces, vamos a profundizar en cada uno de ellos y ver qué nos puede estar lastrando a la hora de sacar la mejor versión de nosotros mismos a la hora de ligar.

¿Cómo puedo reconocer en qué estadio de conquista a una mujer me encuentro?

Sólo tienes que escuchar el tipo de diálogo interior que surge cada vez que piensas en la necesidad de saber cómo seducir a una mujer.

Así que, en lugar de permanecer sordo ante lo que tu cuerpo y tu subconsciente te están tratando de decir, párate en silencio y escucha lo que tienen que comunicarte. Tu felicidad depende de ello.

Aclarado esto,  te voy a dar los mensajes de tu subconsciente más comunes y su verdadero significado para que te sea mucho más fácil ubicar tu estadio:

Nivel 0: Autosabotaje.

En esta fase te niegas a la realidad. Algo así como el complejo de avestruz. No quieres escuchar. No quieres creer que necesitas ayuda y que hay gente que puede ayudarte. Te dices cosas como:

—Yo no necesito eso.

Entonces, ¿qué haces aquí?

Si realmente no lo necesitas estás perdiendo tu bien más preciado: ¿Cuál es…? ¡Tu tiempo!

Hazte un favor: Si realmente no lo necesitas haz algo de provecho. En caso contrario, deja de engañarte. No estoy aquí para sermonearte. Estoy aquí para ayudarte. ¡Despierta!

—Sólo hace falta estar bueno, ser guapo, tener dinero o similares…

En la mayoría de casos el “conocimiento popular” es el que menos popular te va a hacer.

¿Qué tal dejar de lado los prejuicios culturales, cambiar eso de que sean los demás los que decidan qué te conviene y empezar a construir un lado crítico que realmente mejore tu relación con las mujeres?

Delegar es muy importante. Como ser humano tienes un límite de carga de trabajo y antes o después tendrás que hacerlo. Pero antes hay que saber cómo delegar.

Para saber delegar debes de tener muy en cuenta algo totalmente fundamental: buenas referencias.

Para discriminar positivamente las buenas referencias tienes dos maneras:

1. Por maestría propia.
2. Por referencias.

O bien eres un experto en la temática y sabes qué se requiere para hacer las cosas al nivel qué deseas, o bien tienes contactos que te pueden facilitar la tarea, gracias al boca a boca, sin necesidad de tener que hacerte tú un experto en todo.

—Son unos vendemotos estafadores que juegan con los sentimientos de las personas y lo que realmente quieren es mi dinero.

Pasa como con todo. Con las nuevas tecnologías —Internet— se han abierto las puertas de la comunicación de forma masiva y con ello, también, las formas de estafa: los charlatanes “vendehumos” han surgido como setas.

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¿En serio?

Por eso quiero hacer hincapié en que consolides, lo antes posible, un sistema crítico confiable.

¿Cómo?

1. Abre tu mente

Haz que tu mente sea permeable a todo lo que te interese. Además de resultar apasionante, es la mejor forma de trabajar la propia pasión. No hay nada más apasionante que sentirse apasionado por algo que te apasiona.

2. No te creas todo lo que entre en tu mente

Casi te diría que dudes de todo. Aunque en realidad no es necesario ser tan drásticos. Probablemente ya tengas filtros basados en tu experiencia con los cuales sabrás identificar más fácilmente la aguja en el pajar.

3. Investiga, contrasta, deduce

En cualquier caso, te recomiendo encarecidamente que pongas a prueba tus cimientos. De nada sirve llenarse de conocimiento si los principios están equivocados. Empieza por la base, examina tus creencias y somételas a juicio. Una vez los cimientos estén saneados te será mucho más fácil encontrar respuestas, comprensión y bienestar. Nada hay más satisfactorio que ver cómo las piezas encajan.

4. No descanses en los laureles por demasiado tiempo

Una vez hayas encontrado un criterio que te convenza deja de ser tan crítico y filtra, a partir de éste, la información relevante, es decir, escucha sólo aquello que te convence. Pero ojo, cada cierto tiempo —yo diría que, al menos, una vez al año— vuelve a hacer todo el proceso: Abre tu mente y cuestiona tus cimientos.

No obstante y de manera natural, cuanto más te expongas a aquello que te apasiona, antes o después, te encontrarás con contradicciones interesantes que te obligarán a replantear tus cimientos.

Nivel 1. Confusión y Miedo.

En esta fase ya te estás reconciliando con tu vocecita, aceptas tu necesidad y ya has sido capaz de discernir el grano de la paja, sabes quién puede ayudarte y quien es un “vendehumos”… pero el miedo te domina.

Te reconocerás ahí porque tu vocecita interior dice cosas como…

—No me veo capaz.

Todo o la mayoría de cosas que dice Ray me convencen pero una cosa es ser espectador y otra actor.

Sólo con pensar en aplicar todos o algunos de esos consejos se me acelera el corazón.

Si no es el caso, desde luego cuando estoy a punto de hacerlo el vértigo me bloquea.

¿Y qué me dices de…

—El qué dirán.

¿Qué pensará de mí la gente que no me conoce y me ve haciendo “estas cosas”?

O peor aún, ¿qué dirán mis amigos, amigas, familiares si se enteran de que estoy metido en todo esto?

Los primeros pensarán que soy un salido, un baboso… Los segundos se compadecerán de mí porque soy un inútil con las mujeres o, incluso peor, se avergonzarán de mi.

De verdad, ¿tan malo es aceptar tu naturaleza?

En mi opinión, la opinión de los demás —como acabamos de ver en los 4 puntos para desarrollar tu sistema crítico— no es más que eso: opinión. Y en la mayoría de ocasiones, como pertenece al pensamiento popular, es basura desechable.

Rechazar tu naturaleza y sentirte culpable con ella no ayuda, más bien al contrario. La mejor solución que conozco es:

1. Aceptarla.
2. Entenderla.
3. Aprender maneras para que te impulse en lugar de boicotearte. Busca siempre sinergias.

Nivel 2. Tienes la mentalidad adecuada y la capacidad pero…

—Demasiada información.

Hoy en día hay tanta información que es un lío. No sé por dónde empezar. He probado cosas y no he obtenido resultados.

—Hacerlo solo se hace más difícil.

Por un lado, la motivación no es la misma. Por el otro, no tienes feedback ni nadie que te pueda aconsejar desde afuera.

Los hay que dicen: Solo se va más rápido, acompañado se llega más lejos.

Yo discrepo, ¿si no tienes autodisciplina ni motivación, vas a ir sólo más rápido? ¿Pero si ni siquiera estás emprendiendo acción?

¿Y Si estás rodeado de gente que en lugar de ayudarte, te lastran? ¿Llegarás lejos? ¡Te apuesto a que no!

Para mí: Solo tienes un ritmo —tu ritmo—, acompañado de la gente adecuada aumentarás ese ritmo y llegarás mucho, mucho, mucho más lejos y más rápido.

—Mi caso es distinto. Complejo o síndrome de especial y único.

Seguro que te pasa como a la mayoría: ves otros “puzzles” y te parece muy fácil componerlos. Incluso muchas veces tienes excelentes consejos para ellos.

Pero, ¿qué pasa contigo?

No es tu caso: tu puzzle es más complejo y armarlo requiere un mayor esfuerzo y comprensión. Y es que cada caso es único y saber qué tienes que aplicar en cada momento requiere de mucho conocimiento, experiencia e intuición. Pero con eso no siempre es suficiente: también viene muy bien la mentoría de alguien altamente cualificado.

—No tengo cerca a alguien especializado que pueda ayudarme.

Allá donde vives no hay nadie que sepa y pueda ayudarte.

Has visto decenas de vídeos, ojeado cientos de artículos y leído algún que otro libro. Ya empiezas a tener muchas de las piezas del puzzle pero a la hora de ponerlas en su sitio, es otro tema.

Cuantas más piezas del puzzle encuentras, más se complica todo. ¿Tengo que saberlo todo para obtener resultados?

En mi humilde opinión, todo lo contrario. Mi perspectiva es: «lo mínimo necesario».

Sólo necesitas reconocer, entender y aplicar aquellas cosas que te van a funcionar a ti en el momento actual y no al Dandee que serás en un futuro. Tu mejor opción es empezar a sacar partido de lo que tienes ahora. En un futuro, tendrás otros recursos y podrás aplicar otras cosas, pero ahora no es ese momento.

Así que mi recomendación es que te centres en tu situación actual, analices tus fortalezas y debilidades y aprendas a potenciar por un lado y a compensar por el otro. De manera que la transición esté focalizada y sea gradual. Que tu transformación sea efectiva y no otro intento fallido más.

—Me encantaría asesoría especializada pero no me puedo permitir el viaje y sus costes.

Actualmente ya no existe ese problema. Por fin hay una respuesta a tu medida y que te puedes permitir.

Pero eso es algo que veremos en el próximo artículo. ¡Mantente a la espera!

¿Podrás esperar? 😉